jueves, 6 de septiembre de 2007

Saldo de muertes por huracán Félix asciende a más de 64

06 de Septiembre de 2007, 05:28pm ET

PUERTO CABEZAS, Nicaragua (AP) - El número de muertos en las costas caribeñas de Nicaragua y Honduras aumentó a 65, luego que las autoridades hondureñas encontraron flotando los cuerpos de 25 indígenas misquitos que naufragaron en alta mar al huir de sus comunidades azotadas por el huracán Félix.

Otros 32 indígenas se encuentran desaparecidos, mientras que 52 fueron rescatados del océano, dijo a la AP el coronel Saúl Orlando Coca, de la Comisión Permanente de Contingencias de Honduras.

"No se trata de pescadores, son indígenas nicaragüenses que venían a Honduras en tres canoas en busca de comida y refugio después que el huracan Félix destruyó sus viviendas en una comunidad cercana a Puerto Cabezas", agregó.

Entrevistado por teléfono desde la costa remota y pantanosa de la selva, Coca informó que oficiales estadounidenses y hondureños patrullan el océano y la costa en botes y helicópteros, mientras soldados recorrían las playas a pie. Los aldeanos locales buscaban a los desaparecidos.
El jefe de la Defensa Civil de Puerto Cabezas, Coronel Ramón Arnesto Soza, dijo a la AP que las cifras sobre muertos desaparecidos son preliminares y que podrían aumentar a medida que las brigadas de socorro lleguen a apartadas comunidades misquitas, donde es difícil llegar por obstáculos en los caminos y los ríos navegables.

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Agregó que Martín Alvarez, capitán de un barco pesquero, les informó que recogió nueve cadáveres en descomposición del océano y los llevaba a tierra, pero el hecho aún no está confirmado.

Los que soportaron la tormenta en tierra carecían de agua potable. Un fotógrafo de AP llegó a una aldea aislada donde lo único que había para beber era leche de cocos caídos.

Unos 150.000 misquitos _descendientes de indígenas, colonos europeos y esclavos africanos_ viven las islas de los arrecifes y aldeas de la selva, principalmente en la costa de Honduras y Nicaragua.

Los escombros impidieron que por lo menos una misión de rescate desembarcara en Sandy Bay, donde el ojo de Félix tocó tierra el día anterior con vientos catastróficos de 257 kph (160 mph) y una marejada proyectada de seis metros (18 pies) sobre el nivel normal de las mareas. Desde lejos, los marineros veían palmeras caídas y chozas de madera reducidas a astillas.

También vieron a mujeres que lloraban en la orilla.

El gobierno nicaragüense dijo que necesitaría al menos 30 millones de dólares para reconstruir.

La escasez de alimentos y combustible continuaba el jueves pese a que la ayuda estaba llegando a Puerto Cabezas, la capital regional a la que el acceso es difícil incluso con buen tiempo. El ministro hondureño de Defensa Arístides Mejía envió barcos y un helicóptero militar para ayudar en los rescates.

El Comando Sur de las fuerzas armadas estadounidenses envió un buque anfibio a Nicaragua para ayudar a coordinar los esfuerzos de socorro. Venezuela también envió ayuda y 57 médicos y enfermeras de Cuba que ya estaba en la costa misquito se sumaron a las tareas de ayuda.

Félix cobró fuerzas rápidamente en las aguas profundas y cálidas del sur del Caribe. Nicaragua decretó la advertencia de huracán 24 horas antes de que la tormenta llegase a la costa, y se apresuró a notificar a la remota región autónoma de la costa atlántica, que tiene profunda desconfianza en el gobierno. Pocos se dieron cuenta de que la tormenta iba a llegar a la categoría 5 tan rápidamente.

El jueves, Félix se había visto reducido a persistentes lluvias en el estado mexicano de Chiapas, pero los ríos crecidos y las inestables laderas de montañas impidieron que miles de personas regresasen a sus casas en Centroamérica. En Honduras, un muchacho de 15 años fue sepultado por lodo cuando trataba de reparar una tubería de agua en Tegucigalpa y un hombre de 34 años se ahogó en una zanja en El Progreso.

Los restos de Henriette, mientras tanto, causaron lluvias el jueves en los estados norteamericanos de Nuevo México y Arizona. Ese huracán azotó el miércoles México por segunda vez en dos días, entrando a tierra por la ciudad portuaria de Guaymas y debilitándose sobre el desierto de Sonora.

Henriette dejó ocho muertos, incluyendo un pescador de almejas arrastrado por la marea alta y un pobre que se cayó cuando reparaba su techo. Una mujer se ahogó en el oleaje en Cabo San Lucas, y avalanchas de lodo sepultaron a seis en Acapulco.

Unas 5.000 personas amanecieron el jueves en albergues en México.

El capitán de la armada mexicana Leopoldo Mendoza dijo que un helicóptero estaba revisando la Bahía de La Paz en busca de una pequeña embarcación desaparecida desde el jueves con dos mexicanos y dos japoneses a bordo.

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