Michel Chossudovsky (The Ecologist)
Visiones Alternativas
"Aunque pocas veces se habla del tema en el debate sobre el cambio climático global, ahora pueden modificar el clima del mundo con una nueva generación de armas electromagnéticas avanzadas. Tanto EE.UU. como Rusia han desarrollado capacidades para manipular el clima para el uso militar".
La “guerra climática” amenaza potencialmente el futuro de la humanidad, pero ha sido excluida con indiferencia de los informes por los que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de Naciones Unidas, (IPCC) recibió el Premio Nobel de la Paz 2007”
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Aunque pocas veces se habla del tema en el debate sobre el cambio climático global, ahora pueden modificar el clima del mundo con una nueva generación de armas electromagnéticas avanzadas. Tanto EE.UU. como Rusia han desarrollado capacidades para manipular el clima para el uso militar.
Los militares de EE.UU. han aplicado técnicas de modificación del medioambiente durante más de medio siglo. El matemático estadounidense John von Neumann, en asociación con el Departamento de Defensa de EE.UU., comenzó su investigación sobre la modificación del clima a fines de los años cuarenta en plena Guerra Fría y previó ‘formas de guerra climática aún no imaginadas.’ Durante la guerra de Vietnam, se utilizaron técnicas de bombardeo de nubes, comenzando en 1967 con el Proyecto Popeye, cuyo objetivo era prolongar la estación del monzón y bloquear rutas de suministro del enemigo a lo largo de la Pista Ho Chi Minh.
Las fuerzas armadas de EE.UU. han desarrollado capacidades que les permiten alterar selectivamente los modelos climáticos. La tecnología, que está siendo perfeccionada bajo el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP), es un apéndice de la Iniciativa de Defensa Estratégica – ‘la Guerra de las Estrellas’. Desde el punto de vista militar, HAARP es un arma de destrucción masiva, que opera desde la atmósfera exterior y es capaz de desestabilizar sistemas agrícolas y ecológicos en todo el mundo.
La modificación del clima, según el documento de la Fuerza Aérea de EE.UU. AF 2025 Informe Final, ‘ofrece al combatiente en la guerra una amplia gama de posibles opciones para derrotar o coercer a un adversario;’ sus capacidades, dice, se extienden a la provocación de inundaciones, huracanes, sequías y terremotos: ‘La modificación del clima se convertirá en parte de la seguridad interior e internacional y podría ser realizada unilateralmente... Podría tener aplicaciones ofensivas y defensivas e incluso ser utilizada para propósitos de disuasión. La capacidad de generar precipitaciones, niebla y tormentas en la tierra o de modificar el clima en el espacio... y la producción de clima artificial forman todas parte de un conjunto integrado de tecnologías (militares).’
En 1977, una convención internacional que prohíbe “el uso de técnicas militares u otras hostiles de modificación del medio ambiente que tengan efectos generalizados, duraderos o severos.” fue ratificada por la Asamblea General de la ONU. Define “las técnicas de modificación del medio ambiente” como “cualquier técnica para cambiar – a través de la manipulación deliberada de procesos naturales – la dinámica, la composición o la estructura de la tierra, incluyendo su biota, litosfera, hidrosfera y atmósfera, o el espacio exterior.”
Mientras la sustancia de la Convención de 1977 fue reafirmada en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC) firmada en la Cumbre de la Tierra en Río en 1992, el debate sobre la modificación del clima para uso militar se ha convertido en un tabú científico.
Los analistas militares guardan silencio sobre el tema. Los meteorólogos no investigan el asunto y los ecologistas se concentran en las emisiones de gases invernadero bajo el Protocolo de Kyoto. Tampoco se incluye la posibilidad de manipulaciones climáticas o medioambientales como parte de una agenda militar y de inteligencia del debate más amplio sobre el cambio climático bajo los auspicios de la ONU, aunque es reconocida tácitamente.
El programa HAARP
Establecido en 1992, HAARP, basado en Gokona, Alaska, utiliza una serie de antenas de alta potencia que transmiten a través de ondas de radio de alta frecuencia, cantidades masivas de energía a la ionosfera (la capa superior de la atmósfera). Su construcción fue financiada por la Fuerza Aérea de EE.UU., la Armada de EE.UU., y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada (DARPA. por sus siglas en inglés). Operado conjuntamente por el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea y la Oficina Naval de Investigación, HAARP constituye un sistema de poderosas antenas capaces de crear ‘modificaciones locales controladas de la ionosfera.’ Según su sitio oficial en la Red, www.haarp.alaska.edu , HAARP será utilizado ‘para inducir un cambio pequeño, localizado en la temperatura ionosférica para que puedan estudiarse reacciones físicas mediante otros instrumentos ubicados en o cerca de la instalación de HAARP.’
Pero Rosalie Bertell, presidenta del Presidenta del Instituto Internacional de Asuntos de Salud Pública, dice que HAARP opera como ‘un gigantesco calefactor que puede causar importantes alteraciones en la ionosfera, creando no sólo agujeros, sino largas incisiones en la capa protectora que impide que radiación letal bombardee el planeta.’
El físico Dr. Bernard Eastlund lo calificó de ‘el mayor calefactor ionosférico jamás construido.’ HAARP es presentado por la Fuerza Aérea de EE.UU. como un programa de investigación, pero documentos militares confirman que su principal objetivo es ‘inducir modificaciones ionosféricas’ a fin de alterar modelos climáticos y desestabilizar comunicaciones y radar.
Según un informe de la Duma Estatal rusa: “EE.UU. planifica realizar experimentos en gran escala bajo el programa HAARP [y] crear armas capaces de romper las líneas de comunicaciones por radio y equipos instalados sobre naves espaciales y cohetes, provocar serios accidentes en las redes eléctricas y en óleo y gasoductos, y tener un impacto negativo en la salud mental de regiones enteras.’*
Un análisis de declaraciones provenientes de la Fuerza Aérea de EE.UU. apunta a lo impensable: la manipulación encubierta de modelos climáticos, comunicaciones y sistemas de energía eléctrica como un arma de la guerra global, capacitando a EE.UU. para desestabilizar y dominar regiones enteras. La manipulación climática es el arma preventiva por excelencia. Puede ser dirigida contra países enemigos o ‘naciones amigas’ sin su conocimiento, utilizada para desestabilizar economías, ecosistemas y agricultura. También puede provocar el caos en los mercados financieros y de materias primas. La alteración en la agricultura causa una mayor dependencia de la ayuda alimentaria y de productos de granos importados de EE.UU. y de otros países occidentales.
HAARP fue desarrollado como parte de una cooperación anglo-estadounidense entre Raytheon Corporation, que posee las patentes de HAARP, la Fuerza Aérea de EE.UU. y British Aerospace Systems (BAES).
El proyecto HAARP es uno de varios cometidos en la colaboración en sistemas de armas avanzadas entre los dos gigantes de la defensa. El proyecto HAARP fue iniciado en 1992 por Advanced Power Technologies, Inc. (APTI), subsidiaria de Atlantic Richfield Corporation (ARCO). APTI (incluyendo las patentes de HAARP) fue vendida por ARCO a E-Systems Inc, en 1994. E-Systems, con un contrato de la CIA y del Departamento de Defensa de EE.UU., equipó el “Plan del Día del Juicio Final,” que ‘permite que el presidente dirija una guerra nuclear.’ Subsiguientemente adquirida por Raytheon Corporation, es uno de los mayores contratistas de los servicios de inteligencia del mundo. BAES estuvo involucrada en el desarrollo de la etapa avanzada de la serie de antenas de HAARP bajo un contrato de 2004 con la Oficina de Investigación Naval.
La instalación de 132 transmisores de alta frecuencia fue confiada por BAES a su subsidiaria estadounidense, BAE Systems Inc. El proyecto, según un informe de julio en Defense News, fue emprendido por la división de Guerra Electrónica de BAES. En septiembre recibió el máximo galardón de DARPA por logros técnicos en el diseño, construcción y activación del sistema de antenas de HAARP.
Actualmente el sistema HAARP es plenamente operacional y en muchos aspectos hace parecer pequeños los sistemas convencionales y estratégicos de armas. Aunque no existe una evidencia firme de su uso para propósitos militares, documentos de la Fuerza Aérea sugieren que HAARP forma parte integral de la militarización del espacio. Se podría esperar que las antenas ya hayan sido sometidas a ensayos de rutina.
Bajo la UNFCCC, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), tiene mandato ‘para evaluar información científica, técnica y socioeconómica relevante para la comprensión del cambio climática.’ Este mandato incluye la guerra medioambiental. “La geo-ingeniería” es reconocida, pero las aplicaciones militares subyacentes no son ni objeto de análisis político ni de investigación científica en los miles de páginas de informes y documentos de apoyo del IPCC, basados en los conocimientos y la contribución de unos 2.500 científicos, responsables políticos y ecologistas. El ‘cambio climático’ amenaza potencialmente el futuro de la humanidad, pero ha sido excluido a la ligera de los informes por los que el IPCC recibió el Premio Nobel de la Paz de 2007.
Tomado de Rebelión.Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens.
The Ecologist , diciembre de 2007
viernes, 14 de diciembre de 2007
Guerra del clima: Atención a los experimentos militares de EE.UU.
Etiquetas: Clima
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