viernes, 17 de agosto de 2007

'La noche se hizo día en cinco segundos'

El Mundo
17/08/07

"Lo que vivimos anoche sólo se puede definir con una palabra: ¡¡Horror!!". Perú continúa sobrecogida por el grave terremoto de magnitud 8 en la escala Richter. Apenas 24 horas después, los testimonios que llegan al foro de elmundo.es son desgarradores. La angustia ahoga el corazón de un país que vive pendiente de los medios de comunicación. La cifra de muertos se incrementa y casi nadie puede olvidar esos casi dos minutos "dramáticos" y "eternos".

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El foro abierto por elmundo.es después del grave seísmo es un almacén de experiencias, descripciones y llamadas de ayuda. Palabras como "horror", "desastre", "caos" o "miedo" se repiten una y otra vez. El terremoto "eterno" mantiene a todos los peruanos en "alerta". Algunos escriben mientras el suelo "baila". Cada réplica vuelve a estremecer a Perú, mientras que las imágenes de televisión y las noticias de la radio tambalean de nuevo cada alma.

Desde Chincha, uno de los lugares más afectados que podría haber sido destruido al 70%, escribe José: "La ciudad se encuentra destruida, parece que hubiera sido bombardeada, las pistas abiertas, casas y postes caídos, personas pernoctan en las calles con fogatas para abrigarse, la ayuda aún no llega completamente, aún se necesita mucha ayuda en el país".

"Lo que vivimos anoche sólo se puede definir con una palabra: ¡¡Horror!! Fueron unos momentos interminables", dice Jussara. "El panorama es desolador", añade esta limeña.

Vanessa, también desde la capital, describe que durante el seísmo "la noche se hizo día en cinco segundos", una apreciación que recogen otros testimonios. "Mis hermanos y yo evacuamos hacia la calle y, en un instante, la noche se iluminó. Era como un cielo de las 5 de la mañana. Fue realmente extraño. ¡Se escuchó el barullo de la gente gritando sorprendida! Nadie sabía lo que pasaba mientras que la tierra seguía vibrando", narra Vanessa. Antonio Cala, natural de Barcelona, y Noelia también apuntan este dato. "Dicen que se formó un relámpago muy especial por causas naturales".

El testimonio de Giselle, de 12 años, es desgarrador. Habla del pánico, de los gritos para salir corriendo pero, quizá, lo peor llegó al volver a casa. "Las réplicas seguían y no pude dormir nada. Tenía miedo. Lo único que logré hacer fue tomar un rosario y ponérmelo al cuello. Recé toda la noche".

"Los cuadros empezaron a caerse y los armarios a caminar mientras veíamos cómo las columnas se torcían como si fueran mangas de plástico vacías movidas por el viento. Todo eran gritos en el edificio y carreras hacia la escalera", describe José Griso.

Guillermo Giacosa explica sus sensaciones desde las alturas de un edificio: "La sensación en pisos altos es la de un avión atravesando turbulencias pero con uno de pie, sin cinturón de seguridad y viendo que la tierra que uno bendice, cuando baja de un mal viaje en avión, puede ser tan peligrosa como la propia aeronave". Otros tantos mensajes describen situaciones parecidas de pánico pero en escenarios diferentes: la calle, sus casas, la oficina o la universidad.

Muchos dan gracias a Dios por continuar con vida. Otros rezan por las familias de las víctimas. "Agradezco al Señor por haberme puesto a salvo a mí y mi familia y, desde aquí, les pido que nos apoyen con sus oraciones y la ayuda que puedan", escribe Noelia.

Un buen número de los mensajes expresados en el foro critica los graves problemas en servicios básicos como la comunicación, la luz y el agua. "Las redes de telefonía fija, celular [móvil] y de radio (Nextel) se vinieron abajo, tanto como el servicio eléctrico y en muchos lugares hasta el agua potable", explica Jackie. Prácticamente todo el país trató de contactar con familiares y seres queridos sin éxito. La frustración por la falta de información multiplicó la angustia.

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