domingo, 19 de agosto de 2007

Retrospectiva: Una argentina pronostica un drástico enfriamiento en Europa

Clarín 26/12/2005

Se llama Silvia Garzoli y dirige un centro de análisis oceanográfico del gobierno de los Estados Unidos. Dice que colapsará una corriente marina del Atlántico Norte, que transporta ahora calor a esa región.

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Suena apocalíptico: la corriente marina que transporta calor, responsable de que lugares como Islandia, tan cerca del Polo Norte, sean habitables, puede detenerse. Va a detenerse totalmente en 100 años. En los países del noroeste de Europa las temperaturas bajarían en promedio a bajo cero.

Para entender este proceso es necesario primero conocer el rol de las corrientes oceánicas en el transporte de calor. El océano Atlántico, a pesar de ocupar menos de la mitad de volumen que el Pacífico, es el responsable de más de la mitad del transporte de calor hacia el norte en el océano global, el mar que los satélites y los astronautas ven como unidad.

Esto se debe a una circulación global vigorosa que conecta todos los océanos. Se la llama Circulación Termohalina Meridional; antes era llamada Conveyor Belt. No es ésta una circulación oceánica inducida por los vientos, sino por diferencias en la densidad del agua de mar. Estas diferencias están controladas por la temperatura (termo) y la salinidad (halina). De ahí el nombre de la corriente, termohalina. A más salinidad, el agua se pone más densa y tiende a hundirse.

Hay una argentina que conoce estas corrientes como pocos. Es la doctora Silvia Garzoli, directora de la División de Oceanografía Física del Laboratorio Atlántico de Oceanografía y Meteorología de la Administración Nacional de los Océanos y de la Atmósfera (NOAA). Es "capa" en lo que sería la NASA de los océanos, la agencia del gobierno de los Estados Unidos.

Explica Garzoli desde Miami a Clarín:

"En el el Atlántico Norte, el agua salada se enfría y se hunde hacia el fondo del océano. Esta agua comienza a moverse hacia el sur paralela a las costas de los continentes. Luego de cruzar el ecuador y al sur del Cono Sur, se junta con otras aguas formadas en esa región y juntas se van por el sur de Sudáfrica hacia el océano Indico primero y luego hacia el Pacífico. En el Pacífico la corriente cambia de dirección y vuelve al Atlántico una vez más por el sur de Sudáfrica. En este pasaje se mezcla con otras aguas y se calienta. Al calentarse se mueve hacia la superficie. Cuando llega de vuelta al sur de Africa, la corriente está más o menos entre 700 y 800 metros de profundidad. Desde ahí comienza a moverse hacia el norte, cruza el ecuador ya casi como agua de la capa superior, vuelve al Atlántico Norte, se enfría, se hunde y el ciclo comienza de nuevo".

Este es un movimiento lento: la corriente se traslada a una velocidad de un metro por segundo, pero lleva un caudal de agua de unas cien veces la descarga del Amazonas.

Bien, esa circulación puede ser alterada. "Y los resultados pueden ser catastróficos —afirma Garzoli—. La mayoría de los modelos numéricos de simulación de cambio global muestran que un incremento producido por el hombre del dióxido de carbono lleva a una disminución de la velocidad de esta corriente. Si los modelos son correctos, en el año 2100 podría esperarse un colapso de la circulación termohalina".

—¿Qué significa en términos científicos la palabra colapso?

—Nos referimos a que se detiene, no circula más.

—¿Y qué pasaría?

—Por ahora, todos los resultados son de modelos. Pero todo parece indicar que las temperaturas en el hemisferio Norte cambiarían drásticamente.

Todo este panorama, dice la especialista, es el resultado de las concentraciones de gases producidas por el efecto invernadero. Cuando se forma hielo, la sal queda en el agua. Luego, esa agua es más densa, más pesada, se hunde. Al formarse menos hielo en el Artico como lo están demostrando las imágenes satelitales, el agua entonces en el Atlántico Norte se vuelve menos salada y por lo tanto, menos densa, y la corriente se debilitaría al no haber hundimiento.

Comentario CP: Nosotros creemos que los gases invernaderos no son los únicos responsables sino tambien ciertos ciclos de cambio y limpieza planetaria.

De esto se está hablando hace rato. Pero el laboratorio donde trabaja la doctora Garzoli confirma nuevos datos. Ese laboratorio integra el programa MOCHA/RAPID, junto con científicos de la Universidad de Miami, el Instituto Oceanográfico de Woods Hole y científicos británicos de la Universidad de Southampton. Durante 5 años —y hasta el 2007— invertirán 2,5 millones de dólares anuales para medir el flujo de calor meridional en el Atlántico Norte a 25º de latitud.

¿Por qué en esa latitud?

"En el Atlántico Norte, a lo largo de 25º de latitud, es donde se efectúa la máxima transferencia de calor en el océano. Ese sector fue estudiado varias veces entre 1957 y el presente. El año pasado realizamos una campaña similar a la del año 1957. Comparando los datos recogidos en el 1957 y en el 2004, hay una evidencia firme de que la circulación termohalina decreció su velocidad en un 30% en ese período de tiempo".

El año próximo volverán a estudiar qué sucede con esa corriente. Si sigue decreciendo el flujo de esas aguas, decrecerá también el transporte de calor hacia el Norte. En un mundo globalmente más caliente —para el 2100 se estima que si el mundo no reduce las emisiones, el calentamiento global será de entre 1,4 y 5,8º—, el noroeste europeo podría vivir bajo grandes mantos de nieve.

Comentario CP: Mas probablemente esto suceda, mucho, mucho mas rápido de lo que dicen...