viernes, 20 de junio de 2008

Lecciones de un cambio climático súbito

soitu.es
19/06/08

¿Cuánto puede tardar en consumarse el cambio climático en curso? ¿Lustros, décadas, siglos? Éste es uno de los puntos más candentes del debate sobre el calentamiento global. De ahí el interés (y lo inquietante) de los datos recabados en Groenlandia acerca de las transformaciones climatológicas del pasado: bastaron tan solo entre uno y tres años para acabar con la Edad de Hielo y abrir paso a un nuevo período cálido.

Comentario CP: Ver también "Campaña Despertar el Mundo" y "Olvídense del Calentamiento Global: ¡Estamos a un paso de la extinción!"

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Como sabemos, el suelo groenlandés está cubierto por una compacta capa de hielo de 3.000 metros de espesor, formada por la nieve que, año tras año, ha ido cayendo sobre la gélida isla. En dicha capa equipos internacionales de investigadores vienen tomando muestras (poéticamente denominadas testigos de hielo), que, al descongelarse, revelan los vaivenes de las temperaturas en los últimos 125.000 años.

Los últimos datos informan de un repentino calentamiento ocurrido hace 14.700 años. La temperatura subió diez grados centígrados de media y comenzó una fase cálida (período de Bolling-Allerod), que hizo posible las migraciones humanas al norte de Europa, hasta entonces vedado al hombre. La alegría les duró poco: 12.900 años atrás, el frío regresó y se mantuvo hasta hace 11.700 años, cuando se acabó la Edad de Hielo.

Todo eso se conocía. Se ignoraba, en cambio, lo fulminante del proceso. "Hemos analizado el tránsito de la última glaciación a nuestro cálido periodo interglacial", señala Dorthe Dahl-Jensen, profesor del Centro del Hielo y el Clima de la Universidad de Copenhague que publica la investigación en 'Science', "y los cambios climáticos se han sucedido tan repentinamente como si alguien apretase un botón". A juzgar por las variaciones de temperatura observadas en Groenlandia, "la circulación atmosférica polar puede cambiar en un lapso de uno a tres años, provocando, al cabo de unas décadas o incluso siglos, el pasaje de un estadio frío a uno cálido interglacial".

¿Cómo pudieron saberlo? Porque los testigos de hielo contienen polvo, oxígeno e hidrógeno, todos ellos fuentes de información: una elevada presencia del isótopo del oxígeno O-18 refleja una mayor temperatura en el lugar donde cayó la nevada; un mayor depósito de polvo atmosférico revela más frío; y un aumento de la cantidad de deuterio (isótopo del hidrógeno) certifica un calentamiento en el lugar de donde procede el vapor que originó la nieve (en este caso, el océano Atlántico). Comparando los tres niveles, se obtiene un fiel registro anual de las variaciones de las temperaturas.


De esa manera se supo que tanto el calentamiento de hace 14.700 años como el que puso fin a la era de los glaciares estuvieron precedidos por una disminución de la tasa de polvo depositado en Groenlandia, indicativa de calor tropical y fuertes precipitaciones en los desiertos asiáticos (a más humedad, menos polvo). Asimismo, los niveles de deuterio indican cambios extremadamente rápidos y drásticos sobre el Atlántico; aunque los investigadores sospechan que se iniciaron en regiones tropicales.

Más específicamente, Jim White, director del Instituto de Investigación Alpina y Ártica de la Universidad de Colorado (Estados Unidos), conjetura que el calentamiento de los trópicos provocó enormes y rápidas alteraciones atmosféricas en el Ecuador, la intensificación del monzón del Pacífico, deshielo en el Atlántico norte y más calor y humedad en el hemisferio Norte. "Estamos comenzando a ‘destripar’ la secuencia del cambio climático abrupto", explica White. "En la medida en que tales transformaciones podrían plantear un reto adaptativo a las sociedades más modernas , conocer esos vastos acontecimientos antes de que se desencadenen y desarrollen se vuelve una de las cuestiones climáticas más urgentes que debemos responder".


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