miércoles, 3 de octubre de 2007

Dos grandes bloques de hielo ártico se dirigen hacia el sur a gran velocidad

CONSUMER.es EROSKI Consumer - hace 1 hora 5 minutos

El enorme bloque de hielo de 66 kilómetros cuadrados que hace dos años se desprendió de la plataforma helada de Ayles, en el Ártico canadiense, permanecía encallado en las costas del norte de Canadá. Pero ahora se ha partido en dos y ambos bloques se dirigen, a distintas velocidades, hacia el sur. Y uno de ellos, que en apenas una semana ha conseguido recorrer casi 100 kilómetros, va directamente hacia las instalaciones de gas y petróleo de Alaska. Luke Copland, uno de los científicos de la Universidad de Ottawa que sigue el devenir de este gigante de hielo, afirma que es "poco corriente" que un bloque de hielo vaya a la deriva en dirección sur a tanta velocidad. "En el pasado, otros grandes fragmentos helados se habían quedado, tras su desprendimiento, dentro del océano Ártico, o habían llegado como mucho hasta la zona norte de las islas Reina Isabel", explica Copland.

A su juicio, la causa que está empujando la "isla" tan lejos hacia el sur está en la escasez de hielo marino en el Ártico este verano. Nunca, desde que se comenzó a medir el deshielo estival con satélites en 1979, se había detectado una reducción de la superficie marina helada como la de este año. El pasado 16 de septiembre, el National Snow and Ice Data Center de Estados Unidos midió una extensión de 4,13 millones de kilómetros cuadrados de hielo en el Ártico, muy por debajo del mínimo anterior, de 5,32 millones de kilómetros, registrado en 2005.

Este anormal desplazamiento hacia aguas más cálidas ha contribuido a que el enorme bloque se parta en dos y se funda con una rapidez no observada hasta el momento. Según los investigadores, en estas condiciones las dos partes no durarán más de diez años, cinco veces menos de lo que sería habitual si estuvieran en el Ártico. Las últimas mediciones realizadas sobre el terreno, el pasado mes de mayo, revelan que la placa tiene, de media, entre 42 y 45 metros de espesor.

Preocupa especialmente a los científicos el hecho de que una de las dos mitades se esté dirigiendo a mucha velocidad (unos 90 kilómetros semanales) hacia Alaska, donde abundan las plataformas de gas y petróleo.


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