sábado, 13 de octubre de 2007

El aumento de la población y los vertidos llevan al límite la supervivencia en el mar

larazon.es / 11 - 10 - 2007
La regresión de los ecosistemas costeros supera hasta en diez veces la de la selva tropical.
Madrid- El deterioro del mundo sin barreras no cesa. Cada vez somos más y nuestro consumo es mayor. Este hecho, que viene acentuándose desde la Revolución Industrial, está poniendo en riesgo los ecosistemas, especialmente los costeros, donde los niveles anuales de regresión oscilan entre el 1,2 y el 9 por ciento. De hecho, las praderas sumergidas, los manglares, las marismas y los arrecifes de coral son los hábitats más amenazados del planeta. Su destrucción es entre cuatro y diez veces mayor que la de la selva tropical, tal y como alertaron ayer científicos internacionales durante el Tercer Debate sobre Biología de la Conservación que organiza la Fundación BBVA en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

...Siga leyendo este artículo, haciendo click en el título...


En concreto, un 44 por ciento de los arrecifes de coral ha sido destruido o está a punto de desaparecer; el 54 por ciento de las praderas marinas, como la Posidonia oceánica (una especie endémica del Mediterráneo capaz de vivir hasta 200 años), ha perdido parte de su cobertura, y los manglares han disminuido en un 35 por ciento desde 1980. «El rápido crecimiento de la población, especialmente en zonas costeras, que acogen al 60 por ciento de los habitantes, la construcción de infraestructuras y el aumento del vertido de nitrógeno, fósforo y materia orgánica al océano costero desencadenan este deterioro», recordó Carlos Duarte, investigador del CSIC.
La presión de la actividad humana por el uso de fertilizantes en la agricultura es especialmente alarmante. Su empleo desproporcionado «genera un incremento de algas -aumento de nutrientes- que desemboca en la muerte de miles de organismos y el deterioro irreversible del ecosistema si se reducen los niveles de oxígeno por debajo de los dos miligramos por litro», explicó Scott Nixon, de la Universidad de Rhode Island.
Esta eutrofización al extremo causa la hipoxia. Esto es, las algas proliferan al aumentar la presencia de nitratos y, como no hay suficientes animales para ingerir todos estos nutrientes, las algas se acumulan en los océanos y absorben el oxígeno de los mares, cuyas aguas se vuelven turbias y sin peces. El fenómeno está provocando la proliferación de zonas muertas marinas.
«a un ritmo de un 3 por ciento anual», manifestó Nixon. Se trata, por ejemplo, «del Delta del Missisipi, la costa de Dinamarca y el Mar Negro, donde el problema se ha duplicado en los últimos 20 años», añadió. Pero a éstas se suman muchas otras. Algunos expertos calculan que pudiera haber hasta 150 zonas en donde no existiera rastro de vida alguno.
Y en un futuro, la situación, de no evitarse -o reducirse a través del tratamiento de purines, por ejemplo-, empeorará. «A medida que la población aumente se usarán más fertilizantes, sobre todo si continúa aumentando la presencia de proteínas de origen animal en nuestras dietas», alertó Nixon.
«El consumo excesivo de carne -prosigue- está ligado a la pérdida de ecosistemas marinos, ya que para su producción se generan grandes emisiones de nitrógeno que se suman a las liberadas por escorrentía».

No hay comentarios: