Reuters
10/05/08
La preocupación y la incertidumbre por las consecuencias ecológicas que pueda traer una prolongada lluvia de cenizas sobre la Patagonia argentina y chilena tras la erupción del volcán Chaitén crecen.
La ceniza del volcán que entró en actividad nueve días atrás es piedra pulverizada compuesta por toda clase de minerales y afecta a lagos, ríos y lagunas, mientras que la flora está cubierta por una densa capa gris y la fauna convive con un hábitat alterado.
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Los especialistas aún desconocen cuál será el impacto real sobre el medio ambiente, pero todos saben que las cosas no serán iguales para los enormes bosques de pinos y cipreses y para los huemules, ciervos y pumas que habitan la región.
"Estoy tremendamente preocupado porque esto es una catástrofe ambiental, social y ecológica," dijo el técnico ambientalista Alejandro Beletzky.
"La presencia de ceniza volcánica en la región, que cae constantemente, es de alto riesgo para los hombres, para la flora y para la fauna. Nos llama la atención la demora de información oficial concreta, lo que demuestra que hay temor al pánico," agregó.
Las autoridades insisten en que el molesto polvo, que cubre la zona del oeste de las provincias argentinas de Chubut y Río Negro y el este de la X región chilena, no es tóxico, pero faltan los resultados técnicos para medir sus verdaderos efectos.
Panorama
El paisaje a ambos lados de la frontera es similar: pastizales cubiertos de cenizas, unos pocos animales mascando y aves posadas en árboles que parecen estatuas.
No es el primer golpe que recibe la zona, que fue azotada a comienzos de marzo por incendios forestales sobre unas 6.000 hectáreas, una fuerte tormenta de vientos en abril, y una inusual ausencia de lluvias por varios meses.
Acostumbrados a la nieve del invierno, el último verano las temperaturas llegaron hasta 35 grados. Y ahora la ceniza quita la poca humedad de las plantas y agrava el cuadro, según especialistas.
Argentina y Chile están separados por la cordillera de Los Andes. La inesperada actividad del macizo chileno Chaitén obligó a evacuar pueblos enteros, y los vientos del otoño austral regaron de ceniza un área de centenares de kilómetros, en especial en territorio argentino.
"Queremos ver la constitución de estas cenizas volcánicas, ver el impacto sobre el medio ambiente y los eventuales problemas de corto plazo, más alguna proyección de lo que podría significar a largo plazo," sostuvo Christian Hepp, ingeniero agrónomo del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) de Chile.
"Inicialmente hubo mucha preocupación por las aguas, el forraje de los animales, situación que también se evalúa. Consideramos que la ceniza no es tóxica, pero se deben considerar los efectos prolongados en los sistemas digestivos y respiratorios de los animales," dijo.
El INIA trabaja desde la frontera con Argentina hacia la costa del Pacífico tomando pruebas del suelo para despejar las dudas de los lugareños, quienes afrontan pérdidas económicas de importancia por la parcial inutilidad de los campos, mayormente destinados a la producción de ganado vacuno y ovino.
Futuro Preocupante
Los más perjudicados habitan a unos 1.300 kilómetros al sur de Santiago, la capital chilena, y a unos 2.000 kilómetros al sudoeste de Buenos Aires, la capital argentina.
"Me preocupa el futuro de algunas actividades que son básicas en nuestra economía, como la agropecuaria y la turística," señaló Rafael Williams, de 58 años, alcalde de la argentina ciudad de Esquel.
"En el tema del medio ambiente lo más importante es la calidad del agua, donde debemos hacer un seguimiento permanente. Pero la flora y la fauna también es preocupante, ya que creo que va a tener un impacto fuerte porque esto no es natural en la zona," agregó en una entrevista con Reuters.
La actividad del volcán se intensificó en los últimos días y nadie puede pronosticar con exactitud por cuánto tiempo más expulsará cenizas.
En Chile, que tiene la segunda cadena volcánica más grande y de mayor actividad en el mundo después de Indonesia, hay más de 2.000 volcanes, de los cuales unos 500 han sido clasificados por expertos como potencialmente activos.
La mayoría de ellos está cerca, en línea recta, con poblados argentinos.
Ante la urgencia del caso, la Secretaría de Ambiente de Argentina y la Administración de Parques Nacionales decidieron coordinan acciones para la protección de la fauna silvestre.
"Desde el punto de vista ecológico, los riesgos que se corren todavía son inciertos. Lo que estamos haciendo es mantener un monitoreo sobre algunas variables visibles, como cambios de conducta en los animales," afirmó Ricardo Pereyra, intendente del Parque Nacional Los Alerces, un gigantesco pulmón de 263.000 hectáreas.
"Más que preocupados, el fenómeno nos tiene desconcertados, porque es un situación diferente a las acostumbradas," concluyó.
sábado, 10 de mayo de 2008
Ceniza volcánica del Chaitén enciende alarma ambiental Patagonia
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